martes, 16 de diciembre de 2008

La antigua Roma en la guerra Púnica.

Tras la anexión por parte de Roma, de la Magna Grecia, ocurrida a principios del siglo III a. C., surgió la rivalidad entre Roma y Cartago, por el dominio del Mediterráneo occidental.
Los inicios del conflicto se remontan a cuando la ciudad de Mesina, originariamente una ciudad griega, luego tomada por los oscos, llamados mamertinos, fueron atacados por Hierón II de Siracusa.

Los griegos de Sicilia, se resistieron a ayudarlos, y entonces, los oscos, decidieron pedir ayuda a los romanos.
Los cartagineses se unieron a Hierón II, y juntos cercaron la ciudad de Mesina, pero fueron atacados por los romanos. A pesar de que Hierón abandonó la alianza con Cartago y negoció con Roma, la lucha entre Roma y Cartago prosiguió y se recrudeció.
La base cartaginesa de Agrigentum fue tomada por los romanos, en el año 261 a. C. y en el año 260 a. C. los vencieron en Mylae.

Los romanos habían logrado crear una poderosa flota, lo que les confirió un gran predominio naval. Sin embargo no todas fueron victorias para ellos, ya que sufrieron una importante derrota cuando atacaron Cartago en forma directa. Luego de vencer en Palermo (251 a. C.) fueron derrotados en Dreana (249 a. C.).

Los romanos reconstruyeron su flota, víctima de las derrotas y de las tempestades, y en el año 241 a. C. lograron el triunfo definitivo en la costa occidental de Sicilia, en las islas Aegates, tras lo cual se firmó el Tratado de Lutacio, llamado así por ser Lutacio Catulo, quien lo ofreció, por el cual los cartagineses sufrieron duras consecuencias: devolver los prisioneros, evacuar la isla de Sicilia y abonar una cuantiosa indemnización.

Así terminó la primera guerra púnica.
Aprovechando los romanos una revuelta entre los propios cartagineses, en el año 238 a. C., se apoderaron de Cerdeña y luego de Córcega.

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